Con la venia de la presidencia;

Compañeras y compañeros diputados,

"La patria nos exige cumplir con nuestro deber aún con el peligro y aún con la seguridad de perder la existencia."

Belisario Domínguez

La patria exige a sus hijos, pero son pocos aquellos quienes logran estar a la altura de su momento histórico. Hoy recordamos a dos mexicanos ejemplares que supieron responder cabalmente a lo que la nación les demandó en su momento, me refiero al Presidente Francisco I. Madero y al Senador Belisario Domínguez.

Al primero lo recordamos por luchar en defensa de la democracia hasta lograr ser electo presidente de la República el 15 de octubre de 1911, al segundo por combatir a través de todos los medios a su alcance a un asesino usurpador y por expresar su pensamiento sin importar las consecuencias. Ambos son ejemplo de perseverancia y de la defensa aguerrida de los ideales.

El triunfo de Madero en las elecciones extraordinarias de 1911 significó un cambio sustancial del sistema político mexicano al celebrarse por primera vez un proceso electoral democrático después de más de treinta años de dominio porfirista, la victoria de Madero consolidó la lucha emprendida en contra de un régimen dictatorial que canceló a los mexicanos las más elementales libertades políticas.

En poco tiempo Madero logró convertirse en el líder político de oposición más sobresaliente de su época gracias a que su discurso ponía énfasis en la imperiosa necesidad de transformar al país y a sus instituciones políticas. A su movimiento se sumaron demandas emanadas de diferentes clases sociales, las cuales compartían la aspiración de establecer un Estado que respetará la pluralidad de las ideas, la realización de elecciones libres y periódicas, la independencia de prensa, así como la organización de la ciudadanía por medio de partidos políticos.

Los ideales maderistas eran claros, su apuesta fue transformar a nuestro país en un verdadero Estado democrático, en donde el sufragio efectivo tuviera el valor que realmente tiene en las democracias y en donde la reelección no fuera un medio para perpetuarse en el poder.

La vida del apóstol de la democracia, del reformador paciente e incansable, se vio cegada por la ambición del perverso Victoriano Huerta, también responsable de la muerte del Senador Belisario Domínguez, quien hasta el último día de su vida alzó la voz para acusar las atrocidades cometidas por el usurpador, aun cuando hubo quienes intentaron detenerlo y a pesar de que su vida estaba en serio peligro.

Belisario Domínguez nos deja en la memoria a un hombre solidario, leal y patriótico. Sin dejar a un lado sus grandes dotes como escritor y filósofo.

Como Senador de la República se mostró abiertamente en contra del gobierno huertista y del ascenso de aquellos quienes participaron activamente en el derrocamiento del gobierno de Madero. A partir de aquel momento quedó en evidencia su postura en contra del golpe de Estado encabezado por una camarilla de militares traidores y sin escrúpulos para llegar al poder.

Francisco I. Madero y Belisario Domínguez son objeto de admiración por perseverar y ser fieles a sus anhelos de construir un país democrático, o bien, por señalar aquello que nadie se atrevía. Ambos personajes son ejemplo de una ética que debiera permear en todos quienes formamos parte de la clase política.

En estos tiempos difíciles llenos de adversidades es cuando vale la pena recordar los actos patrióticos encabezados por hombres y mujeres como los que hoy conmemoramos. Hagamos un ejercicio de reflexión sobre las grandes batallas libradas en tiempos pasados y por hacer presente en la memoria histórica los valores cívicos, la valentía, el amor a la patria y la disposición al sacrificio personal como estandartes de la nación.

En el Partido Verde refrendamos nuestro compromiso con la democracia y sus instituciones y honramos los valores que inspiraron la lucha de estos dos grandes hombres quienes supieron responder al llamado de su patria en las más graves horas nacionales.

PARTIDO VERDE