Con el permiso de la presidencia,

En los últimos años, se ha determinado que el sobrepeso y la obesidad constituyen problemas de salud extraordinariamente preocupantes para nuestro país, no sólo por los altos costos sociales y económicos que generan, sino también por la incidencia en Enfermedades No Transmisibles (ENT), como son la diabetes, la hipertensión, las enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer, entre otras.

En México, son alarmantes las cifras señaladas en la última Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, la cual reportó que el 22 por ciento de niñas y niños con menos de 5 años, tiene riesgo de padecer sobrepeso. De igual manera, la encuesta señala que 1 de cada ocho niños y niñas menores de cinco años presentan una talla baja para su edad, y que entre la población de cinco a 11 años, el 18 por ciento tiene sobrepeso y esta condición va en incremento conforme aumenta la edad. Esta prevalencia afecta, a nivel nacional, al 36 por ciento de esta población, lo que representa cerca de cuatro millones de menores.

Por otro lado, el hecho de no llevar una dieta suficiente, variada y nutritiva, está asociado con más de la mitad de las muertes de niñas y niños en todo el mundo. Cuando los menores padecen desnutrición son más propensos a morir por enfermedades prevenibles y presentar retraso en el crecimiento durante el resto de su vida.

En este sentido, no tener acceso a una alimentación saludable es causa de malnutrición en todas sus formas.

Frente a esta realidad, no podemos negar que nuestros niños, niñas y adolescentes, requieren tener acceso a una alimentación adecuada, pues en muchos casos existe, actualmente, un desbalance entre las calorías consumidas y las realmente requeridas, así como una desproporción en el consumo de nutrientes en la dieta y el aprovechamiento de los mismos en el organismo.

En este sentido, se asume que la población requiere información y educación sobre hábitos alimenticios para poder tomar decisiones informadas sobre su alimentación, especialmente los menores de edad, ya que las niñas, niños y adolescentes se encuentran expuestos a un entorno que favorece el consumo de alimentos nocivos para su salud.

Lo más grave es que los menores de hoy serán adultos que, de no tener una alimentación saludable, suficiente y de calidad, a través de una dieta adecuada, nutritiva y equilibrada, se convertirán, en el futuro, en una población con prevalencia de graves enfermedades que son atribuibles a factores alimentarios, situación que podría llevar al colapso a nuestro sistema de salud.

Es por lo anterior que este derecho, contemplado en diversos ordenamientos tanto a nivel nacional como internacional, debe armonizarse con la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, a fin de garantizar una alimentación saludable, suficiente y de calidad, a través de una dieta adecuada y equilibrada.

A pesar de la existencia de múltiples esfuerzos para limitar el consumo de alimentos y bebidas chatarra, esto no ha sido suficiente, pues la velocidad con la que sigue aumentado el sobrepeso, la obesidad, la desnutrición crónica y aguda, así como otros trastornos de conducta alimentaria en nuestro país, continúa poniendo en peligro al sistema de salud, dando como resultado la imposibilidad de atender adecuadamente la demanda de atención médica

En este contexto, tenemos que contribuir a evitar el colapso del sistema de salud y proteger a nuestra infancia de la malnutrición y la alimentación deficiente, además de evitar darles alimentos, bebidas o cualquier producto etiquetado con exceso de calorías, sodio, grasas trans, azúcares o grasas saturadas.

Derivado de lo anterior, la iniciativa que hoy presento ante ustedes tiene como objetivo combatir la desnutrición, el sobrepeso y la obesidad, mediante la promoción de una alimentación saludable, suficiente y de calidad que garantice el acceso de nuestras niñas, niños y adolescentes a una dieta adecuada, nutritiva y equilibrada para su desarrollo y bienestar.

Es cuanto, muchas gracias.