Con la venia de la Presidencia.

Compañeras Diputadas y Diputados:

El maltrato infantil en el mundo (y en nuestro país), sigue siendo una realidad, aun cuando contemos con normas que luchen para su erradicación y su detección precoz.

En un niño que ha sido maltratado, los daños que le fueron generados persisten a lo largo de su desarrollo y, lamentablemente, durante su vida adulta.

Lo anterior se sustenta con estudios internacionales que revelan que una cuarta parte de todos los adultos en el mundo, manifestaron haber sufrido maltratos físicos de niños y una de cada cinco mujeres y uno de cada 13 hombres han declarado haber sufrido abusos sexuales en la infancia.

Y es que "LA VIOLENCIA Y EL MALTRATO NUNCA SE OLVIDAN".

En México, un país sumido en la violencia desde hace muchos años, el erradicar la violencia en niñas y niños es un asunto que debe atenderse de inmediato por su relevancia social, pues esos niños maltratados de hoy, serán los adultos violentos del mañana.

Para nadie deber resultar extraño que hoy, más que nunca, debamos velar por "el interés superior de la niñez" a través de acciones preventivas y no correctivas. Es aquí donde la educación, desde temprana edad, se convierte en un asunto de gran relevancia.

La Encuesta de Cohesión Social para la Prevención de la Violencia y la Delincuencia en 2014, que captó información de más de 4 millones de niñas, niños y adolescentes, identificó que 47.8% de los menores fueron víctimas de al menos un delito o acto de maltrato. El 49.9% de los casos se trató de un niño y el 50.1% de una niña, lo que demuestra que la violencia infantil no conoce de género.

El total de delitos o actos de maltrato contra las niñas, niños y adolescentes de 12 a 17 años estimados por la encuesta, tristemente superó los 10 millones, lo cual representa un promedio de cinco delitos o actos de maltrato por cada niña, niño o adolescente.

La prevalencia más alta se registró en acoso por los atributos, pues casi 25 mil de cada 100 mil niñas, niños y adolescentes, fueron víctimas de burlas, apodos hirientes, rumores o mentiras sobre su persona, así como exclusión con base en sus gustos, su físico o su ropa.

Históricamente, el maltrato infantil ha estado vinculado al grado de pobreza que se vive en el país, sin embargo, con el aumento en los índices de delincuencia que hemos padecido desde hace décadas, la violencia en los niños también ha crecido desmesuradamente.

Este crecimiento ha desarrollado en los niños, niñas y adolescentes, problemas de salud considerables, pues el maltrato infantil no sólo causa estrés. También se asocia a trastornos del desarrollo cerebral temprano y, en casos extremos, puede alterar el desarrollo de los sistemas nervioso e inmunitario.

De esta manera, los adultos que han sufrido maltrato en la infancia corren mayor riesgo de sufrir problemas conductuales, físicos y mentales, tales como actos de violencia (ya sea como víctimas o perpetradores), depresión, obesidad, embarazos no deseados, comportamientos sexuales de alto riesgo, así como un consumo indebido de tabaco, alcohol y drogas.

Todo ello, además, genera un alto impacto económico que abarca los costos de hospitalización, tratamientos, medicamentos y servicios sociales no solo para la infancia, sino también durante su vida adulta.

Por lo anterior, es indispensable que las acciones preventivas que desarrolle el gobierno se enfoquen principalmente en el ámbito educativo, mediante planes de estudio que incluyan una o varias materias y acciones cuyo propósito específico sea combatir todo tipo de violencia.

Una materia que promueva e inculque conocimientos, capacidades, actitudes y valores necesarios para producir cambios de comportamiento, permitirá a los niños, pero también a los jóvenes y adultos, prevenir los conflictos y la violencia.

La niña, niño o adolecente que adquiere conocimientos respecto a la violencia, sus causas y efectos, puede identificar si está siendo violentado, señalar a sus agresores y, con ello, evitar la persistencia de las conductas que le causan daño, ya que es inocencia o la falta de conocimiento de los niños, el medio más utilizado para normalizar la violencia.

Asimismo, si las niñas, niños y adolescentes cuentan con capacidades de socialización y valores como la tolerancia, la comprensión, la compasión o la paciencia, desarrollarán en su contexto social una convivencia sana y fácilmente se adaptarán a las instituciones, convirtiéndose en un miembro de la sociedad más feliz y productivo.

Es por ello que, a través de la presente iniciativa, proponemos establecer dentro de los objetivos de la educación que se imparta en la Ciudad, que los maestros promuevan con clases específicas, acciones y actitudes de observancia de la ley, de la cultura de la legalidad, de la paz y de la no violencia en cualquiera de sus manifestaciones.

Igualmente, proponemos que las autoridades educativas de la Ciudad, lleven a cabo programas o campañas con acciones que permitan prevenir la violencia y erradicar cualquiera de sus manifestaciones, en las que, además, se promuevan valores éticos y sociales.

Con todo ello, en el Partido Verde estamos seguras que comenzaremos a construir una mejor sociedad, más educada, pero sobre todo, pacífica y con valores que luchen contra la violencia.

Muchas gracias. Es cuánto, Sr. Presidente.

PARTIDO VERDE